Los Borbones
Juan Carlos I(1975 - hasta la actualidad)(Roma, 1938 - hasta la actualidad) Retratos-->
Juan Carlos de Borbón y Borbón nació en Roma, el 5 de enero de 1938, donde residía la Familia Real española en el exilio, desde que el 14 de abril de 1931 se proclamara la República en España. Es el segundo hijo de los Condes de Barcelona, Juan de Borbón y Battenberg (1913-1993) y María de las Mercedes de Borbón y Orleans (1910-2000). Posteriormente, el joven príncipe residió en Laussane (Suiza) y Estoril (Portugal) hasta que en 1948, cuando tenía 10 años, su padre y el general Franco acordaron, según las Bases institucionales de la Monarquía Española de 1946, que realizara una educación conveniente en España, una etapa de formación universitaria y militar, a la sombra de las autoridades españolas del momento, a la que siguió una serie de prácticas en las principales instituciones del Estado y viajes por España y el exterior para conocer la realidad del momento.
El 14 de mayo de 1962 Juan Carlos de Borbón se casó en Atenas con la primogénita de los reyes de Grecia, la princesa Sofía, de cuyo matrimonio han nacido sus tres hijos, las infantas Elena (1963) y Cristina (1965), y el príncipe heredero, Felipe de Borbón y Grecia (1968). Tras la boda, el nuevo matrimonio se instaló en el Palacio de la Zarzuela, decisión que conllevó algunos roces con su propio padre y Franco. Hasta el momento, D. Juan había intentado mantener a Franco al margen del matrimonio de su hijo al mismo tiempo que deseaba algún tipo de reconocimiento antes de su definitiva instalación en España.
La Ley de Sucesión de 1947 declaraba que España era un Estado constituido en reino, aunque formalmente sin una monarquía y un rey. Esta forma de Estado fue ratificada posteriormente por la Ley de Principios Fundamentales de 1958 y la Ley Orgánica de 1967. El proceso institucional del franquismo establecía una monarquía singular, en la medida que era definida como la monarquía del Movimiento Nacional, con un carácter continuista de sus principios e instituciones. La denominada cuestión sucesoria fue un proceso lentísimo e incierto hasta el último momento, fundamentalmente por dos razones: la existencia de diferencias y divisiones entre los distintos grupos del régimen franquista sobre su forma institucional -monarquía, regencialismo, presidencialismo- y, sobre todo, alrededor de la persona que debía ser el sucesor: Juan Carlos de Borbón, Javier de Borbón Parma, Carlos Hugo de Borbón, Juan de Borbón o incluso el futuro yerno de Franco, Alfonso de Borbón Dampierre que, a su vez era hijo de Jaime, el segundo hijo de Alfonso XIII. El gran temor de Franco era que España tuviera una monarquía liberal, de ahí el control político de la sucesión y de la supervivencia del régimen después de Franco.
El 22 de julio de 1969, las Cortes Españolas designaron a Juan Carlos -nieto de Alfonso XIII e hijo de Juan, su quinto hijo- como sucesor de Francisco Franco, como resultado de una decisión suya y súbita, en la Jefatura del Estado, con el título de rey.
Los últimos años del régimen franquista fueron muy complejos para el futuro monarca ya que tuvo que mantener un equilibrio entre las activas fuerzas opositoras y las estructuras de la dictadura, en un convulso contexto sociopolítico y la creciente presión internacional, cada vez más crítica con el régimen político. El futuro Jefe del Estado mostraba una imagen contradictoria e incluso una incógnita: para unos era un elemento continuista del franquismo y para otros una esperanza de cambio, hacia una democracia. Durante este período, las relaciones entre padre e hijo fueron muy difíciles, especialmente tras el resultado de la escabrosa cuestión sucesoria que había adoptado personalmente Franco, al margen de la legitimidad dinástica de la Corona, depositada en la persona de Juan de Borbón. El padre de Juan Carlos fue el titular de los derechos dinásticos y la Jefatura de la Casa Real Española, por transmisión directa de su padre, el rey Alfonso XIII, hasta que en mayo de 1977 los cedió a su hijo, el rey Juan Carlos, legitimando la sucesión en la Corona española.
Entre el 19 de julio y el 2 de septiembre de 1974, Juan Carlos desempeñó, por primera vez y de forma interina, la Jefatura del Estado por la enfermedad de Franco, que ejercería nuevamente desde el 30 de octubre al 21 de noviembre de 1975. El 22 de noviembre, dos días después del fallecimiento de Franco, las Cortes proclamaron a Juan Carlos como rey y con ello quedaba restaurada la Monarquía tras un paréntesis de 44 años, desde el 14 de abril de 1931.
La transición de la dictadura a la democracia fue un proceso extraordinariamente complejo en el que el rey Juan Carlos tuvo un protagonismo especial, conjuntamente con las fuerzas políticas y la sociedad española que fueron capaces de llegar a un consenso no rupturista, sobre todo durante el período preconstitucional del reinado (1975-1978): se logró transformar el sistema político desde dentro, utilizando su propia legislación y con la ayuda de una parte de su clase política, en la que tuvieron un papel esencial las figuras de Adolfo Suárez y Torcuato Fernández-Miranda, presidentes del Gobierno y de las Cortes, respectivamente. El pacto entre todos fue esencial para suavizar la delicada coyuntura socioeconómica y fruto de este espíritu de acuerdo fueron, por ejemplo, los decisivos Pactos de la Moncloa (1977). La Ley para la Reforma Política, aprobada por referéndum el 15 de diciembre de 1976, abrió el paso a un período constituyente que elaboró la actual Carta Magna.
La Constitución española de 1978 establece una monarquía parlamentaria y democrática en cuyo título II, dedicado a la Corona, se recogen las prerrogativas apolíticas, representativas y protocolarias del monarca, como Jefe del Estado, árbitro y moderador del funcionamiento de las instituciones, además de la jefatura suprema de las Fuerzas Armadas. El fracaso del intento de Golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 representó un punto de inflexión en el proceso de transición que consolidó definitivamente la democracia española y la imagen del monarca dentro y fuera de España, con numerosos premios y distinciones. Las relaciones internacionales, especialmente con Latinoamérica, además del mundo árabe y los países occidentales, la incorporación a la Unión Europea y la modernización del Estado son los principales aspectos que marcan el reinado de Juan Carlos I.
Desde el inicio del reinado de Juan Carlos I (22 de noviembre de 1975) y hasta el momento, distintas fuerzas políticas -conservadoras, centristas y socialistas- de todo el espectro ideológico, han desempeñado el Gobierno español, con seis presidentes distintos: Carlos Arias Navarro (Movimiento Nacional, 1975-1976), Adolfo Suárez (UCD, 1976-1981), Leopoldo Calvo-Sotelo (UCD, 1981-1982), Felipe González (PSOE, 1982-1996), José María Aznar (PP, 1996-2004) y José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE, desde marzo de 2004).
Juan Carlos de Borbón y Borbón nació en Roma, el 5 de enero de 1938, donde residía la Familia Real española en el exilio, desde que el 14 de abril de 1931 se proclamara la República en España. Es el segundo hijo de los Condes de Barcelona, Juan de Borbón y Battenberg (1913-1993) y María de las Mercedes de Borbón y Orleans (1910-2000). Posteriormente, el joven príncipe residió en Laussane (Suiza) y Estoril (Portugal) hasta que en 1948, cuando tenía 10 años, su padre y el general Franco acordaron, según las Bases institucionales de la Monarquía Española de 1946, que realizara una educación conveniente en España, una etapa de formación universitaria y militar, a la sombra de las autoridades españolas del momento, a la que siguió una serie de prácticas en las principales instituciones del Estado y viajes por España y el exterior para conocer la realidad del momento.
El 14 de mayo de 1962 Juan Carlos de Borbón se casó en Atenas con la primogénita de los reyes de Grecia, la princesa Sofía, de cuyo matrimonio han nacido sus tres hijos, las infantas Elena (1963) y Cristina (1965), y el príncipe heredero, Felipe de Borbón y Grecia (1968). Tras la boda, el nuevo matrimonio se instaló en el Palacio de la Zarzuela, decisión que conllevó algunos roces con su propio padre y Franco. Hasta el momento, D. Juan había intentado mantener a Franco al margen del matrimonio de su hijo al mismo tiempo que deseaba algún tipo de reconocimiento antes de su definitiva instalación en España.
La Ley de Sucesión de 1947 declaraba que España era un Estado constituido en reino, aunque formalmente sin una monarquía y un rey. Esta forma de Estado fue ratificada posteriormente por la Ley de Principios Fundamentales de 1958 y la Ley Orgánica de 1967. El proceso institucional del franquismo establecía una monarquía singular, en la medida que era definida como la monarquía del Movimiento Nacional, con un carácter continuista de sus principios e instituciones. La denominada cuestión sucesoria fue un proceso lentísimo e incierto hasta el último momento, fundamentalmente por dos razones: la existencia de diferencias y divisiones entre los distintos grupos del régimen franquista sobre su forma institucional -monarquía, regencialismo, presidencialismo- y, sobre todo, alrededor de la persona que debía ser el sucesor: Juan Carlos de Borbón, Javier de Borbón Parma, Carlos Hugo de Borbón, Juan de Borbón o incluso el futuro yerno de Franco, Alfonso de Borbón Dampierre que, a su vez era hijo de Jaime, el segundo hijo de Alfonso XIII. El gran temor de Franco era que España tuviera una monarquía liberal, de ahí el control político de la sucesión y de la supervivencia del régimen después de Franco.
El 22 de julio de 1969, las Cortes Españolas designaron a Juan Carlos -nieto de Alfonso XIII e hijo de Juan, su quinto hijo- como sucesor de Francisco Franco, como resultado de una decisión suya y súbita, en la Jefatura del Estado, con el título de rey.
Los últimos años del régimen franquista fueron muy complejos para el futuro monarca ya que tuvo que mantener un equilibrio entre las activas fuerzas opositoras y las estructuras de la dictadura, en un convulso contexto sociopolítico y la creciente presión internacional, cada vez más crítica con el régimen político. El futuro Jefe del Estado mostraba una imagen contradictoria e incluso una incógnita: para unos era un elemento continuista del franquismo y para otros una esperanza de cambio, hacia una democracia. Durante este período, las relaciones entre padre e hijo fueron muy difíciles, especialmente tras el resultado de la escabrosa cuestión sucesoria que había adoptado personalmente Franco, al margen de la legitimidad dinástica de la Corona, depositada en la persona de Juan de Borbón. El padre de Juan Carlos fue el titular de los derechos dinásticos y la Jefatura de la Casa Real Española, por transmisión directa de su padre, el rey Alfonso XIII, hasta que en mayo de 1977 los cedió a su hijo, el rey Juan Carlos, legitimando la sucesión en la Corona española.
Entre el 19 de julio y el 2 de septiembre de 1974, Juan Carlos desempeñó, por primera vez y de forma interina, la Jefatura del Estado por la enfermedad de Franco, que ejercería nuevamente desde el 30 de octubre al 21 de noviembre de 1975. El 22 de noviembre, dos días después del fallecimiento de Franco, las Cortes proclamaron a Juan Carlos como rey y con ello quedaba restaurada la Monarquía tras un paréntesis de 44 años, desde el 14 de abril de 1931.
La transición de la dictadura a la democracia fue un proceso extraordinariamente complejo en el que el rey Juan Carlos tuvo un protagonismo especial, conjuntamente con las fuerzas políticas y la sociedad española que fueron capaces de llegar a un consenso no rupturista, sobre todo durante el período preconstitucional del reinado (1975-1978): se logró transformar el sistema político desde dentro, utilizando su propia legislación y con la ayuda de una parte de su clase política, en la que tuvieron un papel esencial las figuras de Adolfo Suárez y Torcuato Fernández-Miranda, presidentes del Gobierno y de las Cortes, respectivamente. El pacto entre todos fue esencial para suavizar la delicada coyuntura socioeconómica y fruto de este espíritu de acuerdo fueron, por ejemplo, los decisivos Pactos de la Moncloa (1977). La Ley para la Reforma Política, aprobada por referéndum el 15 de diciembre de 1976, abrió el paso a un período constituyente que elaboró la actual Carta Magna.
La Constitución española de 1978 establece una monarquía parlamentaria y democrática en cuyo título II, dedicado a la Corona, se recogen las prerrogativas apolíticas, representativas y protocolarias del monarca, como Jefe del Estado, árbitro y moderador del funcionamiento de las instituciones, además de la jefatura suprema de las Fuerzas Armadas. El fracaso del intento de Golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 representó un punto de inflexión en el proceso de transición que consolidó definitivamente la democracia española y la imagen del monarca dentro y fuera de España, con numerosos premios y distinciones. Las relaciones internacionales, especialmente con Latinoamérica, además del mundo árabe y los países occidentales, la incorporación a la Unión Europea y la modernización del Estado son los principales aspectos que marcan el reinado de Juan Carlos I.
Desde el inicio del reinado de Juan Carlos I (22 de noviembre de 1975) y hasta el momento, distintas fuerzas políticas -conservadoras, centristas y socialistas- de todo el espectro ideológico, han desempeñado el Gobierno español, con seis presidentes distintos: Carlos Arias Navarro (Movimiento Nacional, 1975-1976), Adolfo Suárez (UCD, 1976-1981), Leopoldo Calvo-Sotelo (UCD, 1981-1982), Felipe González (PSOE, 1982-1996), José María Aznar (PP, 1996-2004) y José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE, desde marzo de 2004).